Arte Popular y Materialidad circular

La relación entre el artesano y el material local con el que trabaja es, quizá, uno de los vínculos más antiguos que conserva la humanidad. Lejos de la lógica industrial, donde la materia se concibe como un insumo sustituible, en el arte popular la materia prima es inseparable del territorio, la cosmovisión y la vida comunitaria. El barro es extraído de un espacio vivo, la palma recolectada en temporada o la piedra de un cerro, todos con una identidad propia con la que dialoga el artesano al moldear, trenzar o tallar. En este sentido, hablar de materialidad circular en el arte popular es hablar de un sistema de aprovechamiento integral que honra los ritmos de la naturaleza y la continuidad cultural.

“Nada sobra en manos del artesano: todo se transforma.”

La materialidad en el arte popular

Cada material posee un carácter, y el arte popular lo reconoce. El barro, por ejemplo, no es simplemente tierra, sino un símbolo de origen y renovación. La palma no es solo fibra, sino un tejido de comunidad. Estos materiales no son seleccionados al azar: responden a siglos de evolución, observación y experimentación. Los artesanos saben qué arcilla soporta mejor la cocción, qué fibra es más resistente o qué madera mantiene su aroma. La materialidad, entonces, es una forma de conocimiento acumulado y transmitido entre generaciones.

Prácticas circulares en la artesanía

La circularidad en la artesanía no se practica como una moda contemporánea, sino como una práctica sustentable y heredada. Los residuos de una pieza suelen reincorporarse al proceso: el barro sobrante se vuelve a amasar, la fibra que no alcanza para un canasto se destina a piezas más pequeñas, y la madera que no se talla en una figura se usa como combustible para el horno. La lógica de aprovecharlo todo responde a la escasez y al respeto a la naturaleza. En este sentido, el arte popular anticipa modelos de sostenibilidad que hoy consideramos urgentes. Los principios de la materialidad circular ya existen desde hace siglos en el arte popular y la artesanía.

La sabiduría del artesano

El artesano conoce los ciclos de la tierra, los respeta y se ajusta a ellos. Cosecha la palma después de las lluvias, corta la chuspata cuando el lago la ofrece más flexible, o prepara el barro sólo cuando el clima permite un secado parejo. Esa sabiduría no se enseña en manuales: se aprende en la práctica, observando y escuchando a la naturaleza. El resultado son objetos que no sólo cumplen una función, sino que guardan en sí mismos un registro de la memoria y la paciencia.

Arte efímero, la ausencia de materiales

En muchas comunidades, la ausencia o temporalidad de ciertos materiales dio origen a formas de arte efímero. El papel picado, las flores de cempasúchil en altares o las figuras de pan en festividades son ejemplos de cómo el arte popular celebra lo transitorio. La falta de materiales tangibles como piedra o metal nunca limitó la creatividad; al contrario, impulsó una estética donde la fugacidad también tiene sentido. Lo efímero enseña que el valor no está en la permanencia material, sino en el gesto, en la celebración y en la memoria compartida.

La materialidad circular en el arte popular mexicano nos recuerda que la sostenibilidad no es un descubrimiento reciente, sino una práctica cotidiana que ha acompañado a los pueblos por siglos. El vínculo con los materiales locales revela una ética de cuidado, donde lo útil, lo bello y lo simbólico se entrelazan en cada objeto. Comprender esta relación es también reconocer que el arte popular no sólo produce artesanías: produce conocimiento, identidad y formas de vida.

El reto actual es valorar y aprender de estas prácticas, no sólo como un patrimonio estético, sino como un modelo posible de relación respetuosa con la tierra. En tiempos de exceso y desperdicio, la lección del artesano es clara: nada sobra, todo tiene un lugar en el ciclo de la vida.


Al honrar la materialidad circular en el arte popular, no solo estamos preservando un patrimonio cultural, sino que también estamos aprendiendo a ver el mundo de una manera diferente: un mundo donde los objetos no tienen un final, sino que son parte de un ciclo continuo de creación y transformación.

Juan Larrauri Scott

Emprendedor creativo promoviendo la cultura mexicana a través del arte, diseño y exposiciones.

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