Una pieza de gran delicadeza y funcionalidad que nos remite a la maestría artesanal de la comunidad Rarámuri. Este juego de portavasos, elaborado en Guachochi, Chihuahua, es un ejemplo del virtuosismo en el arte de la cestería.
Cada portavasos está tejido a mano con finas agujas de de pino, un material que cobra vida en las manos de los artesanos. El juego de 6 piezas y un contenedor se adorna con patrones geométricos en variados tonos, que contrastan con el color natural de la fibra, demostrando la habilidad para combinar la estética con geometría. El conjunto no solo es una adición elegante para la mesa, sino que es un homenaje a la paciencia, la precisión y la creatividad de la cultura Rarámuri.
Una pieza de gran delicadeza y funcionalidad que nos remite a la maestría artesanal de la comunidad Rarámuri. Este juego de portavasos, elaborado en Guachochi, Chihuahua, es un ejemplo del virtuosismo en el arte de la cestería.
Cada portavasos está tejido a mano con finas agujas de de pino, un material que cobra vida en las manos de los artesanos. El juego de 6 piezas y un contenedor se adorna con patrones geométricos en variados tonos, que contrastan con el color natural de la fibra, demostrando la habilidad para combinar la estética con geometría. El conjunto no solo es una adición elegante para la mesa, sino que es un homenaje a la paciencia, la precisión y la creatividad de la cultura Rarámuri.
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