Esta pequeña jarrita de barro canelo ejemplifica la gracia de las formas utilitarias de Tonalá. De asas firmes y cuerpo proporcionado, concentra en miniatura la esencia de los recipientes empleados en la vida cotidiana.
Su acabado bruñido y los tonos cálidos que evocan la canela resaltan el carácter atemporal de la pieza. La jarrita no es solo un objeto ornamental: es un símbolo del ingenio artesanal, donde lo cotidiano se transforma en arte. Un detalle perfecto para quienes aprecian la belleza de lo mínimo y la memoria contenida en el barro.
Esta pequeña jarrita de barro canelo ejemplifica la gracia de las formas utilitarias de Tonalá. De asas firmes y cuerpo proporcionado, concentra en miniatura la esencia de los recipientes empleados en la vida cotidiana.
Su acabado bruñido y los tonos cálidos que evocan la canela resaltan el carácter atemporal de la pieza. La jarrita no es solo un objeto ornamental: es un símbolo del ingenio artesanal, donde lo cotidiano se transforma en arte. Un detalle perfecto para quienes aprecian la belleza de lo mínimo y la memoria contenida en el barro.