Cómo nacen los objetos

En un taller de Los Reyes Metzontla, observé cómo una alfarera amasaba barro extraído de una mina cercana. Sus manos conocían exactamente el punto de humedad necesario - demasiado seco y se quiebra, demasiado húmedo y no mantiene la forma. No consultaba ningún manual. Este conocimiento llegó a ella a través de su madre, quien lo aprendió de su abuela, en una cadena ininterrumpida que se remonta siglos atrás.

Presenciar este momento me recordó las palabras del diseñador italiano Bruno Munari en su libro clásico ¿Cómo nacen los objetos? : "En el campo del diseño tampoco es correcto proyectar sin método, pensar de forma artística buscando en seguida una idea sin hacer previamente un estudio para documentarse sobre lo ya realizado." Pero la artesana de Los Reyes posee un método mucho más profundo que cualquier estudio teórico - tiene siglos de conocimiento encarnado en sus manos.

La necesidad como origen

Los objetos artesanales no nacen de conceptos abstractos. Nacen de preguntas concretas que la vida diaria impone: ¿cómo cocinar tortillas sin que se peguen?, ¿cómo transportar agua desde el pozo?, ¿cómo desgranar maíz eficientemente?

Durante mis visitas a comunidades rurales he visto cómo cada objeto responde a necesidades específicas de su entorno. Una olotera tiene el ancho exacto para sostener la mazorca mientras se desgrana - no arbitrariamente, sino después de generaciones de refinamiento. Un petate de palma tiene el tejido justo para permitir circulación de aire en noches calurosas, manteniendo frescura sin acumular humedad.

La forma nunca es capricho estético. Es consecuencia directa de un problema resuelto con la elegancia que solo da la experiencia acumulada.

El diálogo con la materia

En nuestras expediciones documentales, lo que más me ha impresionado es observar cómo los artesanos escuchan a sus materiales. El barro no es un recurso neutro que manipular - es un interlocutor con personalidad propia que impone sus condiciones.

Cada recolección de barro del mismo sitio se comporta diferente según la temporada. La arcilla de lluvia tiene más plasticidad, la de secas requiere más agua durante el amasado. Este conocimiento no está escrito en ningún lugar - vive en la memoria corporal del artesano que ha trabajado esta tierra durante décadas.

La madera guarda vetas que dicen por dónde debe cortarse. El carrizo tiene puntos de flexibilidad que determinan cómo puede doblarse sin quebrarse. Las fibras vegetales secan a ritmos específicos que el tejedor debe respetar. La creación artesanal es, en gran medida, escuchar lo que la materia quiere decir.

Evolución sin manifiestos

A diferencia del diseño contemporáneo que documenta cada decisión con diagramas y prototipos, la artesanía guarda su proceso en la práctica viva. He documentado técnicas que no tienen nombre formal - solo se conocen como "lo que hace mi abuelo" o "la forma de nuestro pueblo."

Un comal de barro ha evolucionado durante siglos. Su diámetro, su grosor, la inclinación de sus bordes - todo ha sido refinado incrementalmente por miles de artesanos que notaron pequeñas mejoras y las transmitieron. Nadie diseñó "el comal" en un momento específico. El comal se diseñó a sí mismo a través de generaciones de uso y perfeccionamiento.

Esta evolución orgánica produce resultados de una sofisticación que ningún diseñador individual podría alcanzar. El objeto porta la inteligencia colectiva de toda una tradición cultural.

Cultura encarnada

Cuando adquirí un molcajete tallado en piedra volcánica, el artesano me explicó que la rugosidad específica de la superficie no es aleatoria. Esas marcas microscópicas son lo que permite moler chile y especias efectivamente. Pero también me contó que su abuelo le enseñó que el molcajete "se cura" con los primeros usos - la piedra absorbe los aceites y se vuelve más efectiva con el tiempo.

Este conocimiento va más allá de la función mecánica. El molcajete es memoria del maíz, es ritual de preparación de alimentos, es vínculo entre generaciones que han molido chile en la misma forma durante milenios. Los objetos artesanales nunca son solo funcionales - cargan significados culturales profundos que los convierten en patrimonio vivo.

Nacimiento continuo

Durante años documentando tradiciones artesanales he comprendido que los objetos no nacen una sola vez. Cada generación los recrea, introduciendo adaptaciones sutiles mientras mantiene la esencia.

He visto artesanas que incorporan nuevos tintes naturales experimentando con plantas locales. Talladores que ajustan proporciones ligeramente para adaptarse a usos contemporáneos. Tejedores que modifican patrones mientras respetan las técnicas fundamentales. Estos no son actos de ruptura - son la tradición funcionando como siempre ha funcionado: evolucionando orgánicamente.

Un objeto artesanal es un organismo vivo que respira a través de las manos que lo recrean constantemente.

Preservar el conocimiento del nacimiento

En Artefacto documentamos no solo los objetos terminados, sino los procesos que les dan vida. Fotografiamos manos amasando barro, telares en acción, herramientas ancestrales en uso. Registramos las conversaciones donde los artesanos explican por qué hacen las cosas de cierta manera.

Esta documentación es crucial porque preserva el conocimiento de cómo nacen los objetos - conocimiento que está desapareciendo mientras los jóvenes migran a ciudades y las tradiciones pierden continuidad. Cada técnica documentada es un fragmento de inteligencia colectiva rescatado para futuras generaciones.

Diseño y artesanía: dos caminos, un origen

Munari afirmaba que "no deben existir un arte separado de la vida, con cosas bellas para mirar y cosas feas para usar." En las artesanías tradicionales esta lección está completamente integrada. Un comal no es "diseño" separado de "arte" - es ambos simultáneamente, sin pretensión ni artificio.

El diseño contemporáneo explicita sus métodos proyectuales. La artesanía los guarda implícitos en la práctica. Pero ambos comparten el mismo origen: la necesidad humana de mejorar la vida cotidiana a través de objetos bien concebidos.

La diferencia es que el diseñador individual trabaja durante meses o años en un proyecto. El artesano hereda proyectos en los que miles de personas han trabajado durante siglos, y su contribución es otra capa en ese proceso infinito de refinamiento.

Para quienes deseen profundizar en la metodología proyectual del diseño, recomiendo enfáticamente ¿Cómo nacen los objetos? de Bruno Munari (Editorial Gustavo Gili). Aunque escrito desde la perspectiva del diseño industrial, sus reflexiones iluminan también cómo funcionan las tradiciones artesanales que nunca leyeron el libro pero practican sus lecciones desde hace siglos.

Los objetos artesanales nacen del encuentro entre necesidad, materia y cultura - y siguen naciendo cada vez que manos expertas los recrean, manteniendo viva la memoria de su tradición.

Juan Larrauri Scott

Emprendedor creativo promoviendo la cultura mexicana a través del arte, diseño y exposiciones.

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